Hay cosas que no se aprenden entre paredes. Hay conocimientos que nacen del contacto con la tierra, del olor a abono fresco, del sonido del agua bajando por las quebradas, del sabor de una fruta recién cortada. Así es como se enseña y se aprende en TierrActiva, una finca agroecológica que se ha convertido en escuela viva para quienes quieren entender el campo con el corazón abierto.
Cuando la finca se convierte en aula
Ubicada a tan solo 5 kilómetros de San Agustín, en la vereda Purutal, TierrActiva es mucho más que un espacio para sembrar. Es un lugar donde los estudiantes conectan con la vida desde su origen: la tierra. Aquí, los grupos escolares no solo visitan una finca, sino que viven una experiencia completa de aprendizaje agroecológico, guiados por una mujer que ha hecho de su vida una pedagogía: doña Yilema.
Doña Yilema: sembradora de aprendizajes
Con una sonrisa cálida y un sombrero de ala ancha, doña Yilema recibe a cada grupo con una aromática y un recorrido lleno de historias. Ella no solo cultiva alimentos, cultiva saberes. Enseña con las manos y con el ejemplo. Muestra cómo transformar el suelo sin dañarlo, cómo cuidar los microorganismos que lo habitan, cómo sembrar respetando los ritmos naturales, y cómo cada semilla tiene una historia que merece ser contada.
Para los niños y jóvenes, su voz se vuelve guía. Para los docentes, una aliada. Para las familias, una inspiración.

Fotos cortesía: El Espectador
¿Qué se vive durante la experiencia?
Durante una jornada completa, los estudiantes:
- Caminan por senderos temáticos y conocen los cultivos agroecológicos.
- Preparan bioinsumos naturales como fungicidas o insecticidas caseros.
- Diseñan huertas y aprenden a reconocer las necesidades del suelo.
- Siembran, cosechan, preparan y degustan frutas nativas.
- Llevan consigo plántulas o semillas como símbolo de continuidad.
- Y, sobre todo, entienden por qué cuidar la tierra es también cuidar el futuro.
Más que una salida escolar: una vivencia transformadora
Muchos docentes que han traído sus grupos a TierrActiva coinciden en algo: los estudiantes regresan distintos. Con otra mirada. Con más preguntas. Con más respeto por lo que comen, por lo que pisan, por quienes siembran. Porque este taller no solo enseña técnicas, sino valores. Y eso lo convierte en una experiencia difícil de olvidar.
Próxima fecha abierta para colegios y grupos:

¿Por qué llevar a tu colegio a TierrActiva?
Porque aprender desde el campo despierta la curiosidad, toca las emociones, y siembra conciencia sobre cómo habitamos el mundo.
Porque la tierra también educa, con sus ritmos, sus silencios y su sabiduría sencilla.
Y porque quienes la habitan y la cuidan cada día, tienen enseñanzas profundas que no se encuentran en los libros.